PAZ. Esta fue una respuesta de fe y esperanza. El niño estaba muerto, pero ella no se entregó al dolor ni a la desesperación. Si el varón de Dios había podido interceder ante Dios para proporcionarle ese hijo, también podría pedirle que se lo restaurara. Por difícil de resolver que sea un problema, cuando lo ponemos en las manos de Dios podemos tener la completa seguridad de la solución. La respuesta no siempre será exactamente lo que seamos, pero podemos tener paz e inclinarnos con humildad y sumisión ante la voluntad divina.
NO LE RESPONDAS. Esto no significaba que el siervo fuera brusco o descortés, sino que no debía perder tiempo por el camino. En el Oriente, los saludos suelen ser largos y ceremoniosos, y sus fórmulas llevan tiempo.
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